martes, 27 de noviembre de 2007

El espejo


"No es tanto lo que cambié" le dije al espejo esta mañana. Lenidad mediante, me sentía pleno como cada vez que el viento fresco entra por la ventana y me golpea el pecho. Hice varias cosas que debía y algunas que no, pero todas concienzudamente, como para no reprocharme nada.

Yo sé que el cerebro es el centro desde el cual se maneja todo el cuerpo. Pero yo siento todo en el pecho y en el estómago. Si una música me embriaga, un aire extraño me invade los pulmones. Las malas noticias se depositan en el bajo vientre y allí gritan y patalean.
Por eso digo, esta mañana estaba bien: mi pecho le ganaba a mi estómago.

Pero en este momento, a esta hora, prefiero no volver frente al espejo. Ese maldito. Seguro que cambió de opinión y ya sospecho en cual sentido. Me va a recordar que tengo mas canas que méritos y menos aciertos que arrugas. Ese maldito. Me miraría y me sostendría la mirada hasta entrarme por los ojos hasta el alma y se detendría en ese sitio desolado, como quien llega sin querer a cualquier parte y mira alrededor sin mirar, que es como decir ignorando. Ese maldito. Además, él sabe que ni hace falta que me le plante enfrente para sentirme reprochado, si hasta puedo sentir el cosquilleo de su sonrisa burlona.

Algo se agita en mi estómago y hay melodías e imágenes que aparecen. Recuerdo a mis hijos cuando eran pequeños y jugábamos en el jardín de la casa. ¡Cómo se lanzaban a mis brazos con fe ciega y una sonrisa! !Cómo gritaban y corrían a mi encuentro cada tarde! Pero también recuerdo esa enorme frustración que me impedía ver; demasiados días, demasiadas veces, sus caritas llenas de anhelo y expectación.

Ellos crecieron.

El tiempo que les falté no lo recuerdan, ya sé. No lo recuerdan como no se recuerdan las manos flacas o el diente torcido, el pecho hundido o un arco vencido: son parte de uno. Así. Inconcientemente.

Mi espejo cree que tiene destino de astillas y de sangre y hacia él va. Yo simplemente lo detengo un poco, sin convencimiento, con este absurdo prejuicio del segundo que estoy viviendo.

martes, 6 de noviembre de 2007

Minutos muertos

Vivir cada minuto como si fuera el último. Carpe Diem. ¡Mi dios, cuanto estrés! Prefiero morirme cada minuto como si fuera el último, es menos exigente y son muchos menos (creo) los que pueden hacer observaciones del tipo "pero cómo se le ocurre morirse así" "que poco estilo para morirse" "siempre fue un tipo de mala muerte", etc., etc., etc.
Además, cada minuto muerto debería tener algún período de luto y de cierto respeto. Con lo cual los fariseos de siempre no tendrían tiempo de criticar sin ser ellos mismos criticados por inoportunos: "¡Cómo va a criticarlo, si se acaba de morir, espere un poquito!" y una vez pasado el tiempo que se considera oportuno, ya habría otro minuto recién fallecido sobre el cual apuntar la inquina pero al que habría que darle unos minutos de respeto... y así sucesivamente, con lo cual la vida sería mucho más llevadera llena de minutos muertos que de minutos vivos.
Claro, no importa lo que haga, siempre estaría matando el tiempo, lo que no suena nada mal habida cuenta del estrés a evitar que mencionaba al principio. La cosa es sencilla: se trata de confundir lo suficiente como para que nadie sepa bien quién se esta muriendo ni cuándo, o mejor dicho: que nadie sepa bien quién está viviendo ni cuándo. Con las excepciones de regla, esto permitiría pasar inadvertido para la gran mayoría. Al menos, claro está, que a uno se le ocurra dejarse de morir los minutos, con lo cual ya no habría más vida para morir, sino muerte para vivir. En ese caso, la discreción es una buena receta. No hay nada peor que una muerte indiscreta. Además de ser inapelable y atemporal, es de mal gusto y ya se sabe, el buen gusto es algo que no se debe perder ni siquiera con la vida... digo con la muerte.
Bien... sería bueno que deje de matar el tiempo...
¿ O no ?

Sigfrido Quiróz Tognola

lunes, 1 de octubre de 2007

Las leyes y la libertad

¿Por qué queremos establecer parámetros, convenciones, reglas y todo tipo de corsets cuando, objetivamente, somos cambiantes a diario? (¿Debería decir a cada hora?). El pánico acompaña los actos que acometemos sin la red de un esquema que nos diga qué hacer en cada situación. A veces pienso que no somos más libres porque no queremos, porque no sabriamos cómo manejar una libertad que nos endosa una enorme responsabilidad: decidir sobre nuestra vida. No ser libres es apenas un poco molesto, pero infinitamente más cómodo. Nuestros discursos libertarios están hechos para satisfacer una conciencia interior que nos grita que seamos dueños de nuestro destino, pero sólo lo declamamos, pocas veces lo llevamos a cabo. Es mejor tener un objeto exterior a quien culpar en caso de que las cosas no salgan bien. ¿Por qué tenemos en tan poca estima las capacidades que nos han permitido sobrevivir en la selva de la vida?

Claro, ciertas convenciones son indispensables para vivir en sociedad. Está claro que hemos avanzado como civilización gracias a estos comportamientos, pero nuestra tendencia a sobrelegislar nuestra vida y la de los demás arruina nuestra creatividad.

El otro día leia que hay no se cuántas miles de leyes creadas. Tantas que es imposible aplicarlas todas. ¿Tiene sentido eso? Y encima le agregamos anualmente un sinfín más, sin fijarnos siquiera (a esta altura no se si podemos) si se contradicen con leyes anteriores. ¿No sería mejor que muchas leyes tengan "vencimiento"? Eso obligaria a revisar algunas cada tanto para ver si siguen teniendo sentido.

A veces parecemos hormigas, y tal vez en algún aspecto lo seamos, pero vamos... no lo somos realmente. Cada uno de nosotros es un ser único. No importa que seamos un pequeñísimo átomo en el universo. Eso no nos convierte en insignificantes. Somo iguales a miríadas de átomos más, y cuando nadie es importante, todos son importantes (Claro está que lo opuesto también es cierto).

¡Qué cosa! Re leo esto y ni siquiera yo se si estoy de acuerdo con todo. Pero una cosa es cierta. Debemos ser libres, no importan las consecuencias.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Y fue la tarde y la mañana, el dia primero

No puedo evitar las referencias bíblicas, como la del título. Bah, no puedo ni quiero ya que en definitiva soy también eso. Fueron años de mamar, conciente y vorazmente, información religiosa. Y la realidad es que en algunos aspectos la valoro mucho. Uno de ellos es el literario. Considero que las traducciones de la biblia poseen un léxico muy avanzado y literariamente es hermosa en muchísimos pasajes. Claro, no estoy hablando de doctrinas ni de ninguna de esas cosas que se prestan a innúmeras interpretaciones. Ahi es adonde tengo diferencias con todos, empezando conmigo mismo. He pasado y paso por varios estadíos: gnóstico, creyente, creyente ferviente, alguien_a_quien_no_le_importa_mucho_nada, escéptico, cauteloso, crédulo, etc, etc, etc.. Si me pregunta adonde estoy ahora, deberian decirme a qué hora y en qué uso horario. Hay días en los que me descubro totalmente gnóstico y aquí debo hacer un paréntesis: no confundir gnosticismo con ateísmo. Según la RAE, el gnosticismo refiere a la persona que cree que es imposible la comunicación entre el ser humano y la divinidad. Otros días soy creyente y descubro que aún tengo adentro eso que llaman fe. Sobre todo cuando veo a mi mujer que entrelaza una lógica irrebatible con una fe sencilla veo que no soy diferente a ella y que a pesar de mil disquisiciones y dudas, siempre termino "hablando" con alguien a quien no veo y a quien nunca ví.
Muchas veces pienso que tal vez todo eso sea una mentira, pero que de todas formas es mejor vivir en esa mentira que ayuda a sobrellevar la vida y sobre todo la muerte, antes que pasar este camino solo. Despues de todo, hay muchisimas cosas que nos ayudan a vivir y que no sabemos si son reales. Quién puede juzgar algo así?
Claro, una cosa es la espiritualidad y otra la religión. Seguramente en este punto coincidimos muchos. Aclaro que yo trato de hablar de espiritualidad, aunque tengan por seguro que muchas veces se me confunden las cosas.
Seguiría escribiendo si tuviera ganas. Que triste, no separé nada la luz de las tinieblas, al contrario.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...