¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿De dónde vengo? ¿Cómo no me encuentro nunca si hago el mismo camino? ¿Por qué el brillo es de alguien más? ¿Por qué no tengo palabras? Fui luz a los pies del griego contemplé batallas que no están en libros escuché rezos ocultos irrepetibles El amor y el frío el terror y la desmesura la desnudez en la orilla de un mar que ya no existe el grito y el silencio miles de años como un dia un segundo como toda la eternidad y la tímida cara que mira al universo y nunca el mundo
Había pisado el cemento y la urbanidad se había detenido en cada semáforo pagado cada deuda cumplido los mandatos Lo saludaban los vecinos: -¿Cómo le va? ¿la familia?- no figuraba en ningún prontuario Tal vez por eso el pavor de morirse un dia como si nada sin beberse el mundo Y ahora una sed interminable que ningún río derrota
Pocas veces el ojo es honesto consigo mismo Precisa la ficción como el aire la boca. El sueño ve cosas que el ojo ni imagina. La honestidad no se reduce a abrir o cerrar los ojos. Parpadear debería ser constante. (De En el brillo de uno en el vidrio de uno) (Irene Gruss, Buenos Aires, 1950) Irene tiene una biografía; una mejor que la de la mayoría. Pero no me importa mucho eso. Me importa que te recibe en su casa con sus gatos y su café y te sentás contra la ventana mientras hojea poesía y sentís que el mundo debe tener algún sentido. Con su voz buenosaireana te cuenta tus poemas, pero en realidad te está leyendo el alma y te vas y salís al ruido y al subte y a la gente, pero te quedaste detenido en el tiempo de ese lugar. Esa es la biografía que me importa.
¿Te acuerdas, caminante, del camino que yo recorría a través del solar donde hoy está el teatro con pies apresurados para ir a mi trabajo durante tantos años? No olvides lo que significa: quizás tú también camines, cuando las colinas del Embarcadero de Miller no parezcan ya lejos; y mucho más tarde, cuando las veas ya cerca, tras cinco kilómetros de prados; y cuando el amor de una mujer guarde silencio y ya no te diga: "Yo te salvaré" Y cuando las caras de amigos y parientes se vuelvan como borrosas fotografías, lastimosamente silenciosas, tristes, como si dijeran: "No podemos ayudarte" Y cuando ya no le reproches a la humanidad el haberse conjurado contra las manos alzadas de tu alma, pues también los demás están obligados, a medianoche y a mediodía, a mirar con ojos determinados por su propio destino; cuando hayas llegado a comprender todo esto, piensa en mí y en mi camino, que conducía aquí, y piensa que ni un hombre, ni una mujer, ni una labor, ni el deber, ni el oro, ni el poder pueden calmar el anhelo del alma, la soledad del alma Edgar Lee Masters (Garnett, Kansas, 1868 - Elkins Park, Pensilvania, 1950) - Antología de Spoon River, Edición de Jesús López Pacheco. "Al igual que otros grandes libros de poesía, Antología de Spoon River se puede leer -también- como una novela; una novela de casi doscientos cincuenta personajes, todos -gracias a la poesía- principales, y con una trama donde hasta lo más trivial - a veces, sobre todo lo más trivial- suele resultar profundamente significativo y hasta apasionante." JLP
Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: "¡No mueras; te amo tanto!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: "¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: "¡Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común "¡Quédate, hermano!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre: echóse a andar... César Vallejo 10 de Noviembre de 1937
Una foto puede robar el alma aunque esta no exista una palabra puede aniquilar materia aunque no exista la materia la imagen la palabra solo aniquilan lo que no existe por carácter recíproco no pueden tocar la verdad si existe no hay imagen no hay palabra y viceversa