confesar
esos tropiezos
esas idolatrías que me doblan el cuerpo
Anduve descalzo arroyo abajo
pies mojados y dolidos,
dejé
que el sol perturbara la frágil sensatez
del pensamiento
Acabé tropezando
una vez
y mil veces
de tanto no mirar abajo
También caminé al revés
payasescamente
hasta la cabeza herida
y las manos sangrantes
He de convencerme
que no sé nada
de esto
de caminar hacia algún sitio
¿Por qué tengo que ir a algún lugar?
Acá el sol no lastima
el agua es pura
y su frialdad es frescura
Un bosque maternal
me da sombras y alimento
Voy a quedarme adonde soy
No iré
adonde quieren que vaya
Seré pagano hasta el momento final
Confieso esto, en realidad,
para acusarlos
hijos de la puta muerte
Sigfrido Quiroz
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