lunes, 10 de noviembre de 2008

Confesión

Necesito
confesar
esos tropiezos
esas idolatrías que me doblan el cuerpo

Anduve descalzo arroyo abajo
pies mojados y dolidos,
dejé
que el sol perturbara la frágil sensatez
del pensamiento

Acabé tropezando
una vez
y mil veces
de tanto no mirar abajo

También caminé al revés
payasescamente
hasta la cabeza herida
y las manos sangrantes

He de convencerme
que no sé nada
de esto
de caminar hacia algún sitio

¿Por qué tengo que ir a algún lugar?

Acá el sol no lastima
el agua es pura
y su frialdad es frescura

Un bosque maternal
me da sombras y alimento

Voy a quedarme adonde soy
No iré
adonde quieren que vaya

Seré pagano hasta el momento final

Confieso esto, en realidad,
para acusarlos
hijos de la puta muerte


Sigfrido Quiroz

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