lunes, 14 de marzo de 2011

Hay olor a flores




Hay olor a flores por todos lados. Algún dia voy a aprender sus nombres e identificar sus olores, pero no ahora. Estoy apurado.
Las gente sale de sus casas a esta hora como si todo fuera un hormiguero.
Chicos de guardapolvos y uniformes relucientes.
Señoras con caras adormiladas y pelos mojados.
Repaso mis bolsillos para verificar que no olvidé nada, como me pasa muy seguido.
Los burócratas de la oficina dicen que si nos olvidamos algo es porque no ponemos suficiente atención. Yo creo que realmente uno se olvida lo que prefiere no acordarse y hacerlo inconcientemente es un pequeño acto de rebeldía al que no nos animaríamos de otra manera.
Una pequeña y cobarde rebeldía.
Pequeña porque nadie se da cuenta, cobarde porque jamás la reconocería.
Pero es la única rebeldía que me queda, la única que sobrevivió a la marea lenta e imperceptible que terminó convirtiéndome en este pequeño burgués.
No soñé nunca ser esto. No se sueñan los fracasos ni las caídas.
Estas flores que inundan todo con su olor tal vez sepan que un día no serán y que antes dejarán algo de sí para que nazca otra flor.
Pero ninguna flor sueña con floreros o velatorios. Yo tampoco.
La realidad es un montón de no-sueños que son los únicos que se me están cumpliendo.
Van muchos dias que no me pregunto nada, para no escucharme las respuestas.

En el colectivo una nena pasa pidiendo unas monedas y yo la miro. No sé si darle algo, pero mientras pienso ella se va y ya no vuelve.

Una señora discute en voz alta por su celular. Me entero de gran parte de su vida, comparto su intimidad, junto a 40 personas más. En cinco minutos me voy a bajar y no la volveré a ver.

El chofer del colectivo se enoja con alguien y comienza a manejar muy mal. Violentamente. Todos pagamos por su enojo, sin enojarnos. Una especie de parábola del Pastor y su rebaño, pero al revés.

Antes de subir a la oficina me detengo un segundo. De la plaza de la esquina me llega olor a flores.
Hay olor a flores por todos lados.

Sigfrido Quiróz

1 comentario:

Marcela S. G. F. Yangchen Dolma dijo...

Ese olor a flores como el olor a la vida misma. A mi también me gustaría conocer el nombre de flores, de árboles, pero no hay tiempo y la incógnita tiene ese aroma...

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