Mi querido Ignacio Uranga siempre me provoca escalofríos con sus poemas.Acá va lo suyo, tan de todos.
los que han puesto el corazón en algo o alguien de este
mundo
y todo lo que de ello resulta; ciertamente por lo aquí
puesto
sus partículas adyacentes, el acercamiento en apariencia:
se
acoplan o bien igual que meteoros, igual que estrellas imparables
se desintegran entrando a la vida: todo entero volaba en
pedazos
aquello finalmente a lo que le dimos vida, en verdad
aquello
finalmente a lo que no le dimos vida nunca: siquiera te
has dado cuenta y te has vuelto triste, tan grande, tan
enormemente triste, igual que esos meteoros, que juntas
las estrellas todas por entero, dentro de vos, los
pedazos imparables
dentro de vos sin forma alguna el pensar, es decir, sin
forma posible
en verdad, yo, de pronunciarme con alguna certeza, y
ahora sin luz
que dé ni dar tampoco adentro de mí, sin un mí mismo incluso
dentro de mí: he visto el amor de esta manera: la
estrella blanca.01:
diez, cien, mil veces cada vez: la limpia luz, aquella o
esta limpia luz:
he extendido a vos mis manos, he llamado cada día a que
inclines
tu oído a mí, a mí tu oído: ciertamente he pensado sin
poder pensar
y he pensado sin embargo: los que tenían las piedras en
las manos
los que amaban cuanto podían, lo posible de la paz entre
las piedras
reposa sobre mí tu ira entera, el reposo de tu ira: lo
veo claro ahora:
te regresaría el amor, te regresaría diez, cien, mil veces
cada vez el amor
sus partículas adyacentes, la desintegración o
acoplamiento de
meteoros en pedazos o estrellas imparables, y es que puedo
ver
detrás de los modos, de las maneras: el tiempo que te doy,
el tiempo
que me das: ciertamente buscaría yo a dios con esperanza:
ciertamente yo lo buscaría y encomendaría a él mi causa:
la espera de un auténtico milagro, y es que otra vez te
regresaría
de nuevo el amor, nuevamente diez, cien, mil veces cada
vez
y la estrella blanca .01 otra vez, y las partículas y sus
adyacencias
es que claramente ahora pueden verse los que amaban con
pedazos
de estrella o meteoros en las manos, con la tristeza
levantada, sin
un sí mismo adentro: te regresaría el corazón mal puesto,
las cosas
del mundo, todo lo dicho a la inversa, la esfera de
confusiones, el
acoplamiento, los pedazos de paz, la vida que nunca
pusimos: te
regresaría el amor diez, cien, mil veces cada vez, ahora
que es tiempo
ciertamente de recogerse, de recoger apenas lo que nos da
este camino